jueves, 4 de septiembre de 2008

Las yeguas de Diomedes - José Luis Zárate


LAS YEGUAS DE DIOMEDES
José Luis Zárate

Hércules es el rayo, el fuego. Cayó sobre mí de la nada. No puedo recordar el tacto de sus manos, pasó sus palmas sobre mi cuerpo y fue dejando a otro en mi lugar. Ya no soy Diomedes, dueño de este lugar. Ya no un rey que cree que su voluntad es el mundo. Soy sangre derramada, soy carne abierta. ¿Cómo imaginar que mi verdadera forma era la de la herida? Porque no puedo negar que nunca he sido más yo —realmente yo— que en este instante. El mundo pierde importancia cuando la carne grita.
Mis yeguas se acercan, yo que ofrecí mis huéspedes a su hambre, yo que admiré sus ojos de fuego y sus colmillos sedientos.
Vienen a mí, a devorarme, y yo las amo.
Vengan monstruos, vengan bestias, y sálvenme de Hércules.

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