martes, 9 de septiembre de 2008

Gulliveriada - Jorge Márquez Flores


GULLIVERIADA
Jorge Márquez Flores

Ignorábamos cuántos eran… podíamos discernir multitudes desordenadas, enarbolando lanzas, antorchas y cargando primitivos artilugios de caza, especialmente cuerdas. Huíamos sin prisa por una cañada, pero fuimos acorralados como torpes presas: adelante nos emboscaba un ejército. Nos miramos calladamente, no quedaba más remedio que luchar. Ya habíamos visto esqueletos de humanos devorados por ellos. Mi compañera enfrentó a nuestros persecutores, mientras yo, a quienes bloqueaban el paso. Recibí en las piernas una flecha, otra y otra, y… perdí la cuenta… dolían, pero soportaría más, mientras no alcanzaran mi rostro. Los pisoteamos sin mayor compasión y continuamos nuestro paseo por esa isla de inhospitalarios aborígenes, cuya ambición, osadía y apetito eran inversamente proporcionales a su cerebro, seguramente más diminuto que el que debería corresponder a su liliputiense talla…

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