No te regalan un reloj,
tú eres el regalado,
a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Julio Cortázar.
tú eres el regalado,
a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Julio Cortázar.
Era un coche sport pequeño. Reluciente, moderno, llamativo.
Julio lo cuidaba con esmero. Lo lavaba todos los sábados, aún los sábados de lluvia. Lo lustraba y enceraba. Pasaba por los charcos de agua a velocidad mínima. Jamás dejó que otro lo maneje.
Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras…
Julio salió un sábado del boliche con su auto reluciente. Había tomado un poco. Atropelló a tres muchachos que iban imprudentes en una misma moto. Espera juicio en la comisaría 18; el auto está estacionado en la calle enfrente de la comisaría y no lo sabe. Está lleno de tierra.
A la noche se imagina pasándole el trapo con cera.
Julio lo cuidaba con esmero. Lo lavaba todos los sábados, aún los sábados de lluvia. Lo lustraba y enceraba. Pasaba por los charcos de agua a velocidad mínima. Jamás dejó que otro lo maneje.
Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras…
Julio salió un sábado del boliche con su auto reluciente. Había tomado un poco. Atropelló a tres muchachos que iban imprudentes en una misma moto. Espera juicio en la comisaría 18; el auto está estacionado en la calle enfrente de la comisaría y no lo sabe. Está lleno de tierra.
A la noche se imagina pasándole el trapo con cera.
Imagen: "Placita", de Antoni Vives Fierro
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