LOS AGONISTAS
Jorge Martín
Les gusta ver la expresión de la gente cuando muestran sus heridas. Hablan de sus tratamientos con la minuciosa delicadeza de un orfebre tallando una miniatura. Nadie los detiene por atender el ensortijado relato. Dejan en claro que cualquier duda pone en juego su más intima sensibilidad. Aprecian las preguntas breves que les permiten seguir explayándose y las interjecciones como la mejor invitación a seguir hablando. Ofrecer disculpas por estar corto de tiempo implica recibir una reprimenda sobre el desinterés por el dolor humano. Carecen de empleo, profesión o género. Sólo les basta el nombre de pila acompañado de solemnes puntos suspensivos, dejando la libertad de elegir el peor mal, nada menos. No salen de gira si las entradas no están todas vendidas. Las esperanzas sobre su prognosis siempre son pocas y durante años les quedan pocos meses de vida.
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