viernes, 12 de septiembre de 2008

Los ateos y el sobreviviente - Jorge Márquez Flores


LOS ATEOS Y EL SOBREVIVIENTE
Jorge Márquez Flores

Estamos condenados. Nos podemos ver, en una penumbra donde las sombras la noche pronto alcanzarán. Nosotros no. Con un esfuerzo, podríamos hablarnos, mas todo esfuerzo acerca a la muerte. Colgamos holgadamente del cuello y sólo nuestras manos, ya exhaustas, retrasan el ahorcamiento. Pronto vencerán cansancio y gravedad. El más débil gime al sofocarse: sus manos no lo sostienen ya. Calla. Su agonía lo hace oscilar, como el péndulo que ya no acompasará su corazón. ¿Seguirá aquel otro, manco? ¿La mujer embarazada, o su obeso esposo? O ambos, pues desgastan sus músculos al preferir tomarse de la mano.
Nos ejecutan porque no creemos en Dios. Aturdido y resignado, murmuro que yo sólo creo en mí… y entonces… ¡la soga de mi cuello se desata!

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