SUS FACULTADES
Antonio Fernández Molina
Aquel hombre hablaba por el tubo anal, oía por los ojos, veía por las orejas.
Lo que decía era elocuente, distinguiendo con precisión la línea de los ruidos, y veía a gran distancia aunque al andar tropezara con lo que tenía delante.
Lo que decía era elocuente, distinguiendo con precisión la línea de los ruidos, y veía a gran distancia aunque al andar tropezara con lo que tenía delante.
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