IDILIO 4
José Vicente Ortuño
Una mañana me desperté y encontré a Vincent van Gogh en el lugar de mi esposa.
—¿Oiga, qué hace usted en mi cama? —le pregunté furioso.
—Me he escapado del sanatorio de Saint-Rémy-de-Provence —explicó él.
—¡Pues por mí como si le operan! —exclamé colérico.
—Ya me operé yo —dijo el pintor señalándose la no-oreja derecha.
—¿Sabe? El muñón de su oreja me da asco —añadí y le vomité a la cara.
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