viernes, 27 de junio de 2008

Irrupción – Sergio Gaut vel Hartman


—¡Basta ya! —exclamó Dick entrando violentamente a mi estudio—. No me vuelvas a usar de personaje en tus engendritos, ¿entendiste? —Puso un dedo en mi sien. Yo no soy temerario y me encogí en la silla—. Buscate a uno local, a Borges, a Cortázar, a Saurio, no sé ni me importa, pero a mí dejame en paz, ¿está claro? —Me limité a mover la cabeza sin dejar de pensar en que la situación era tan bizarra que el dedo podía terminar disparando. Y era bizarra, nomás, porque Dick de pronto sonrió y puso una hoja sobre el escritorio—. Y te dejo un flash que escribí hace poco. Porque sigo escribiendo, ¿sabés?

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