LA MÁQUINA DEL TIEMPO
Alba Cebrián Estévez
Cuando era pequeño me encantaban los dinosaurios. Un día tuve una idea y se la propuse a mi padre. Fue construir una máquina del tiempo. Mi padre encontró esta idea muy buena y empezó a trabajar. Cuando cumplí veinte años el regalo de mi padre fue la máquina por fin terminada. En seguida partí al Jurásico. Allí esperaba ver velocirraptores, tiranosaurios rex... Pero no vi nada de eso. Lo único que vi fue a unas extrañas criaturas, pequeñas, verdes y con antenas que, entre grandes risas, se dedicaban a enterrar huesos de dinosaurios para pitorrearse de los hombres del futuro.
Publicado en Cien Palabras
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