LOS ESTABLOS DE AUGÍAS
José Luis Zárate
Hércules tenía la solución perfecta: había que matarlos a todos. Jueces, jurados, testigos. Se entretuvo pensándolo, mientras Augías discutía sobre si era justo o no que Hércules hubiera usado los ríos para limpiar sus asquerosos establos. El héroe había apostado que lo haría, pero estaba cumpliendo un trabajo impuesto por Euristeo, por lo cual no era libre para hacer ese tipo de compromisos. Euristeo alegaba que la apuesta era un sueldo, así que Hércules estaba, de hecho, empleado por Augías y no podía tomarse la hazaña como un trabajo realizado por que había sido una mera jornada laboral.
Nadie le preguntó su opinión a Hércules que los miraba a todos, felices en el proceso. Él hubiera dicho que el Trabajo no se había cumplido. Estaba hundido hasta las rodillas en un tipo de excremento que no podía limpiarse con dos miserables ríos.
Nadie le preguntó su opinión a Hércules que los miraba a todos, felices en el proceso. Él hubiera dicho que el Trabajo no se había cumplido. Estaba hundido hasta las rodillas en un tipo de excremento que no podía limpiarse con dos miserables ríos.
Fotografía: J.V.Ortuño
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