VISITANTES DE DORMITORIO 10
José Vicente Ortuño
Abrió los ojos. El psiquiatra lo miraba desde su sillón.
—Doctor, desde hace algún tiempo me visitan por la noche personajes extraños, ¿puede ayudarme?
—¿Qué cree que son esas visiones? —dijo el psiquiatra con voz profunda.
—¡No son visiones, son reales!
—¿Cree que forman parte de la casuística de los visitantes de dormitorio?
—¡Qué sé yo! El caso es que esos fantasmones no me dejan dormir.
—¿Le ha visitado algún político?
—No, todavía no.
—¿Y algún eminente psiquiatra?
—Hasta esta noche no.
—Bien, en ese caso no le cobraré por ser la primera visita —dijo el doctor Jiménez del Oso—. Ahora puede volver a dormirse.
—¡Por favor, dígame cómo puedo acabar con esta maldición!
—Debe encontrar la fuente y origen de las visitas —respondió el doctor y desapareció.
Buscar la fuente y el origen... pensó mientras cerraba los ojos y se dormía.
—Doctor, desde hace algún tiempo me visitan por la noche personajes extraños, ¿puede ayudarme?
—¿Qué cree que son esas visiones? —dijo el psiquiatra con voz profunda.
—¡No son visiones, son reales!
—¿Cree que forman parte de la casuística de los visitantes de dormitorio?
—¡Qué sé yo! El caso es que esos fantasmones no me dejan dormir.
—¿Le ha visitado algún político?
—No, todavía no.
—¿Y algún eminente psiquiatra?
—Hasta esta noche no.
—Bien, en ese caso no le cobraré por ser la primera visita —dijo el doctor Jiménez del Oso—. Ahora puede volver a dormirse.
—¡Por favor, dígame cómo puedo acabar con esta maldición!
—Debe encontrar la fuente y origen de las visitas —respondió el doctor y desapareció.
Buscar la fuente y el origen... pensó mientras cerraba los ojos y se dormía.
Al Dr. D. Fernando Jiménez del Oso,
que me contagió su escepticismo.
que me contagió su escepticismo.
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