NO SE ACEPTAN DEVOLUCIONES
Saurio
No me avergüenza decirlo: vomitar me da más pánico que la mismísima muerte. Y no me tranquiliza el hecho de saber que tras el vómito la vida continúa (cosa que, por lo general, no ocurre cuando uno se muere): es tal la humillación que me produce sentir a todos los órganos de mi sistema digestivo desaforados y en patota sodomizándome por dentro, empujando contra natura a lo que una vez fue comida, que siento que la única salida honorable que me queda es cometer, de una buena vez y para siempre, suicidio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario