REVERENCIA ANCESTRAL
Jorge Martín
Eran caóticos, los agentes los empujaban a las veredas, para dejar pasar a los vehículos. Preferían caminar en grupos. Salían a comer juntos, escogían el campo, al sol, con los prados verdes. Por las noches se reunían en un dormitorio común, era una cuestión de instinto que no había podido descartar. Tenían un ritual que se remontaba a los primeros que habían llegado desde el otro lado del mar. Cuando ya estaban ubicados en su literas, el solista y el coro entonaban la melodía que los había acompañado desde la primera noche que arribaron a las que ahora eran sus tierras. Un cántico que, aunque les helaba el corazón, no podían dejar de escuchar. Los más pequeños corrían hasta las camas de sus padres y se escondían bajo sus cálidos pelajes. El aullido de los lobos. Ellos tenían entre sus antepasados a la oveja Dolly.
No hay comentarios:
Publicar un comentario