ABORDAJE
Esteban Dublín
No crean, para mí tampoco fue fácil. Verla tan hermosa y llorando, como suplicándome un minuto más. Al menos un abrazo más. Se iba a España y sabrá Dios si algún día vuelva. Tal vez nunca la vea de nuevo. Sollozaba, como si no hubiera remedio posible, y, yo, claro, yo que no soy de palo, pues me quebré. Porque tal vez muchos crean que soy un insensible, pero no, soy un hombre de carne y hueso. Nadie sabe lo que sufro yo en momentos como esos. “Siga, señorita”, fue lo último que le dije mientras le devolvía el pasaporte para atender al siguiente pasajero.
Tomado de http://estebandublin.blogspot.com/
4 comentarios:
Muito bom! surpreendente!
parabéns ao autor.
Buen final. Realmente un hombre sensible.Quizás demasiado, eso sí.
¡Estupendo! Me has hecho soltar una buena carcajada, felicidades.
Gracias a todos. Es un privilegio para mí estar en QI.
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