jueves, 26 de febrero de 2009

Metempsicosis - Héctor Ranea


METEMPSICOSIS
Héctor Ranea

Cuando comenzó a escribir esos cuentos, en cada oración le aparecía un nombre. Finalmente se enamoró de ella más de lo que las normas del buen escritor recomiendan acerca de relacionarse así con un personaje. Decidió no matarla, como haría un Conan Doyle o un Simenon, sino echarla de sus cuentos, de sus sueños, de sus fracasos. Días después, cuando estaba revisando su correspondencia y navegando por sus páginas favoritas, encontró un cuento escrito por uno de sus amigos, en el que ella gozaba del amor que le daba un escritor más dado a enamorarse y, se podía intuir, se reía de él, tan perdido en su práctica de escritor apenas mediocre. Él la había bautizado Valeria.

9 comentarios:

Florieclipse dijo...

¿Qué pasó con aquello de que el escritor es un pequeño dios? Uno puede hacer que los personajes se enamoren y hasta aúllen por su creador, faltaba más.

Ogui dijo...

pero el personaje se migró a otro cuento!

Xabo Martínez dijo...

muy seguramente se enamoro de un poeta..

Salemo dijo...

Me extraña don Ranea que a su edad aun no haya entendido que, aún personajes creados por uno mismo,las féminas hacen lo que se les canta y casi siempre no coincide con el deseo de uno.
Son muy guachas, diría uno de los paisanos de sus relatos.

Ogui dijo...

Aunque ustedes no lo crean, la respuesta está en este mismísimo blog, unas cientos de páginas atrás... y el cuento existe y no es mío... o sea, es verdad que huyó!

Nanim Rekacz dijo...

Dé alguna pista, Ranea ¿Cuál cuento?
O es una trampa para que los leamos todos toditos?

Ogui dijo...

No es mío el cuento al cual migró, obviamente. De haber sido así, no hubiera tenido que escribir este cuento. Se habla de los amores perdidos, en general. No es mío, insisto. Jamás los obligaría a leer algo tan tedioso!

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Bueno, ya que el amigo Ranea desea librarse de la responsabilidad en este hecho, yo asumo la mía. Escribí el cuento de marras, que pueden encontrar en: http://quimicamenteimpuro.blogspot.com/2008/11/valeria-sergio-gaut-vel-hartman.html
Saquen sus propias conclusiones, si hay alguna que sacar, y si tratan de leer entre líneas tengan cuidado de no quedarse enredados en ellas. Las ficciones tienen la virtud de evocar mundos, pero tanto pueden apuntar hacia la realidad como a una metaficción perfectamente oculta, la del revólver del asesino que fue guardado en el bolsillo del saco del comisario. ¿Fui suficientemente oscuro?

Ogui dijo...

Aclaró por un lado, Sergio y oscureció por otro. El revólver era el elemento que estaba faltando. Lo busqué y lo busqué y ahora me dice que lo tiene el comisario. De cuál Comisaría? Esto lo tengo que terminar, un nonfinito más no se puede guardar en más museo que el del (mejor callo la palabra). Pero gracias por mantener la tensión. Hasta a mí me hacía dudar Salemo...
A propós, Salemo, esa cruda referencia a mi edad se la perdono. Soy un perdonador nato.