AMAZONAS
Adriana Alarco de Zadra
Orellana navegaba por el río mar. No encontraba la orilla por la fuerte lluvia que caía sin cesar durante la tempestad de rayos y truenos que devastaba la selva. Él y sus hombres estaban perdiendo la razón. Debía encontrar pronto a las amazonas, aquellas bellísimas mujeres selváticas que montaban sobre unos animales peludos y patihendidos o volaban con lianas a través de los espacios entre los árboles y arbustos.
Cuando naufragaron cerca de la orilla, Mowgli les indicó el camino en la espesura. Después de nueve meses, nacieron con júbilo muchos orellanitos en medio de las selvas, ahora no tan vírgenes, pero nadie nunca les creyó la historia.
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