Mientras el año 1916 sacudía a los rusos, Wilhelm Reich terminaba su tesis sobre albergues transitorios públicos. Una tarde lo visitó el señor Tijeras, muy afilado, queriendo meter sus garras en el proyecto. No contaba con que Reich estaba trabajando en una “habitación del tiempo”. El doctor logró llevarlo a ella y lo encerró en una canción del futuro argentina, donde Tijeras viviría cortando películas y rodeado de sangre.
Cuando el científico fue a buscar la tesis, notó que había una mancha roja en todos los espacios donde antes estaba escrita la palabra sexo.
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