martes, 17 de junio de 2008

Dolor - Carmen Courtaux


DOLOR
Carmen Courtaux

Ella iba a ir allí sin que nadie lo supiera; se exponía a un gran peligro. Sus hijas eran muy chiquitas, no podía llevarlas con ella. Entonces las dejó resguardadas y se fue.
Pasó un angustioso tiempo hasta que se juntaron nuevamente y ya no se volvieron a separar. Pero como el peligro seguía existiendo, su oculto pensamiento acerca de sus hijas fue “que crezcan fuertes, sanas, que crezcan independientes, que crezcan pronto”. Es que secretamente temía dejar de estar allí para cuidarlas.
Con los años el peligro pasó y ellas se hicieron mujeres magníficas. Y se fueron. Crecieron fuertes y sanas, crecieron demasiado pronto, están muy lejos y son absolutamente independientes de su madre.

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