DRAGÓN RAPIDE 1
José Vicente Ortuño
—¿Quién es usted? —preguntó el hombrecillo de voz aflautada al subir al avión.
—Soy el piloto de reserva, el capitán Begg enfermó y se quedó en Biarritz —respondió Antoine de Saint-Exupéry.
El general Franco tomó asiento y el aeroplano despegó rumbo a Agadir. Pero una avería obligó al aviador a hacer un aterrizaje de emergencia en el desierto del Sahara. Así, mientras él intentaba reparar el motor, el general paseaba y...
—¡Por favor... píntame un cordero! —dijo una vocecilla a su espalda.
—¿Eh?
—¡Píntame un cordero!
Saint-Exupéry regresó solo y el golpe de estado fracasó.
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