HIJOS
Carlos Feinstein
Los mísiles viajaron en una formación simétrica, con ocho cabezas nucleares en cada uno. Recorridos redundantes aseguraron una destrucción perfecta. Ambas potencias se aniquilaron y cada una arrasó a los países aliados del enemigo. Nada quedó en pie.
Dios, volvió de lo que estaba haciendo, esas cosas que hacen los dioses cuando nadie los mira, y se encontró con el desastre.
—Otra vez lo arruinaron, no puede ser. Pero ¿uno no puede tener una vida? ¿Y que pasa con mis necesidades? ¿Que hay de mis aspiraciones? ¿Es que tengo que vivir encerrado, cuidándolos? Yo antes tenía una carrera...
¿Qué sucedió después? No lo sabemos; nosotros corrimos, no hay nada más peligroso que una divinidad histérica.
Sobre el autor: Carlos Feinstein
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