QUÍMICAMENTE IMPURO
Jacques Fuentealba
Ni siquiera en sus
trips más alocados había contemplado un panorama parecido. Y el Gran Iniciado flotando, estirándose hacia el infinito... Se parecía íntimamente a él... y, en realidad, a cada ser humano nacido o por nacer.
—¿Así que morí? —dijo el escritor.
—No —contestó el Desconocido, sin abrir la boca.
—Entonces... ¿Logré convertirme en Dios?
—No... Mejor cambia de
dealer.
El universo, tejido con relatos breves —chispas de vidas anónimas o estrafalarias— se desvaneció, y reapareció la playa de California dónde el autor deliraba.
Antes de hundirse en el silencio, Philip K. Dick oyó el eco de la voz del Gran Iniciado, inapelable:
—La próxima vez, trata de no cargarte con algo demasiado químicamente impuro.
1 comentario:
Hola, muy buen blog!
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