Viernes 4 de julio. Apogeo de la tertulia en Banchero. De pronto, la escena se cristaliza, el tiempo se congela. Un instante después, Becerra y Lauría se materializan en el reservado del primer piso.
—Me está metiendo en otro lío.
—Quédese tranquilo, Becerra.
—¿Vale la pena usar el desmotador de fibras cuánticas para tan poca cosa?
—¿Poca cosa? ¡Estamos reconstruyendo el planeta luego de la catástrofe global de 2012!
—Pero ¿no teníamos alguna otra cosa que rescatar? ¿Un físico? ¿Un médico eminente?
—Cállese. Necesitamos a Giorno. El planeta no puede prescindir de la pizza calabresa.
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