Luego de las presentaciones, el hombre del mostacho retorcido señaló al gigante que, a su lado, observaba boquiabierto cada detalle del lujoso club londinense en el que se habían dado cita.
—Será un alumno excelente —dijo en pésimo inglés, con marcado acento italiano—. Aprenderá lo que necesita saber para liberar a su pueblo del yugo colonial.
—No lo dudo —respondió el otro, un sexagenario de blanca y larga barba. Su inglés tampoco era bueno—. ¿Cómo se llama?
—Le dicen Tigre de la Malasia, profesor Marx. Pero su nombre es Sandokan.
1 comentario:
Otro de mis personajes preferidos, don Sandokan, ¡qué bueno reencontrarlo por estos lares...! Gracias por traerlo, Sergio
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