CÓDIGOS
Sergio Gaut vel Hartman
—Todo lo que hacemos lo hacemos por la familia, ¿comprende? —El hombre, grueso, a punto de entrar en la obesidad, estaba sentado del otro lado de un gran escritorio de caoba laqueada; estiraba las palabras, y al hablar se le inflaban los carrillos como si contuvieran bolitas de eucalipto.
—Yo respeto los códigos —le respondí—. Nunca haría algo que perjudicara a la familia.
—Nosotros somos gente honorable. ¿comprende? —No estaba cansado de repetir las mismas palabras una y otra vez—. Nuestro código existe desde el 2 de mayo de 1519; no es poca cosa.
—Prometo respetar el código —juré levantando la mano.
—¿Respetará a María?
—Lo prometo.
—Entonces, puede escribir el libro, ¿comprende?
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