DEMOLIDO
Sergio Gaut vel Hartman
—¡No lo hagas! —dijo interceptando el movimiento que conducía el arma hacia mi sien.
—¿Por qué no? La vida ya no tiene sentido.
—¿Sólo porque un crítico demolió tu novela?
—Dijo que sólo los imbéciles se obstinan en describir lo real, que te construí sin nervio y sin sangre, que es la obra más fútil, servil y redundante que había leído en su vida, que soy un fracasado, que debería dedicarme a limpiar baños.
Él movió la cabeza y retiró la mano.
—Pensándolo bien... adelante, no sea cosa que haya segunda edición y se te ocurra introducir correcciones fatales; a fin de cuentas, aunque no sea gran cosa, existo, en cambio vos... estás acabado.
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