EL AVE
Liliana Savoia
La luz del sol se empeñaba en entrar por la rendija de la puerta de cedro.
Acomodado en su sillón favorito, el señor Proyas leía con desgano
The great book of the birds.El confortable calor del ambiente y la aburrida lectura lo fueron sumiendo en un profundo sopor.
De pronto, se irguió sobresaltado por el graznido de un cuervo que hacía de centinela desde el otro lado del living. Afuera, la sórdida ciudad había caído en una oscuridad propicia para la venganza.
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