miércoles, 18 de junio de 2008

Fagocitosis - Olga A. de Linares


FAGOCITOSIS
Olga A. de Linares

Los sillones siempre tienen hambre de compañía.
Blandos, amables, aparentemente inermes, invitan a un inocente momento de reposo.
Sin embargo, quien cede a su llamado es inoculado con alguna sustancia, indetectable hasta hoy, que le impedirá alejarse del nefasto abrazo. Por lo general, el sujeto pierde poco a poco toda movilidad, volviéndose apático y pasivo.
Con el tiempo, la bestia logra una simbiosis perfecta con su presa, haciendo difícil, cuando no imposible, individualizarla. Solo algún parpadeo ocasional permite detectar la presencia del cautivo.
Astutos, sillones y sofás suelen cazar en yunta con otros entes, los thelevisorum cretiniensis, temibles devoradores de neuronas.
Dicha asociación, aunque sumamente provechosa para ambos depredadores, resulta fatal para sus víctimas.

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