sábado, 21 de junio de 2008

Inimputable - Olga A. de Linares


INIMPUTABLE
Olga A. de Linares

Le juro que fue ella.
Siempre con esas palabras que lastimaban hondo, aunque yo agachara el lomo, como en el laburo, a ver si se hartaba y nos dejaba tranquilos.
Pero... por más que me hiciera el desentendido, yo no podía, no podía...
Dele meter púa, la vieja del demonio...
Por tanto, callarme, la Rosa empezó a creerle. Y le cambió la mirada. Como si le diera asco. O me tuviera bronca.
Por eso, señor juez, yo solo hice lo que la vieja quería...
Porque aquella tarde fue como si ella misma me hubiese puesto el cuchillo en la mano, para que se lo clavara una vez, y otra, y otra más... hasta el silencio.

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