KANG EN LA TIERRA
Carlos Feinstein
Kang se asustó porque el animal que habían cazado no parecía humano. Kodos, enojado, tomó el plasmador y lo cocinó vivo. Cuando lo iban a cortar para el almuerzo, se desprendió el traje mimético.
—Parece que matamos a un poli, ahora si que la jodimos —gritó asustado Kang.
—No hay problema: con plata se arregla todo pero cada uno se salva por su cuenta —dijo Kodos—; y huyó abandonando al desconcertado Kang.
Si ven un tipo raro que huele gente y se mueve raro, es Kang. Con miedo de ser atrapado por la Pol-Gal, ansioso por una buena comida, a veces desesperado y hambriento, muerde gorditos en las paradas de micros.
Sobre el autor: Carlos Feinstein
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