PARÁBOLA DEL DOLOR
Roberto Ortiz
Retorciéndose de dolor, el judío pregunta Elí, Elí, lamma sabactani? Tal vez la impotencia lo somete, quizá un rencor convertido en piedad le corroe las entrañas. Nadie sabrá lo que quiso decir, sólo queda el relato de cuatro cuentistas que a fuerza de fanatismo quisieron narrar El Grito de Van Gogh.
En una época más reciente, otro hombre parece responder aquella pregunta. Y lo hace con precisa devoción: Hay golpes en la vida, tan fuertes…
¡Yo no sé!
Golpes como el odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma…
¡Yo no sé!
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