El viajero se arrastra por el camino polvoriento, bajo un sol inclemente. De pronto, un resplandor brutal lo embiste, arrojándolo al suelo.
—Saulo, Saulo —brama una voz—, ¿por qué me persigues?
—¿Quién eres, Señor? —responde el viajero.
—Soy Jesús.
—¿Qué quieres? —dice Saulo, tembloroso.
—Levántate, ve a la ciudad, y te dirán lo qué debes hacer.
—¡Corten, carajo!
—¿Qué ocurre, señor Scorsese?
—Estoy harto de usar la máquina del tiempo para filmar con los verdaderos; son de madera. Hasta el puto clon de Brad Pitt que fabricaron en Nuevo Jólibud es un poco mejor.
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