PULPIFIXIÓN
Saurio
Después de mucho andar y de haber recorrido las galaxias me encuentro yo, el fornido y rubio héroe interestelar, junto a Vat’s’ug, mi fiel compañero zzrick, en un ignoto y desolado planeta en el borde mismo del Universo, dentro de una choza donde vemos a un inmundo ser esférico, grasoso, babeante, violeta, con cinco brazos, tres ojos y una larga trompa prensil en la que agita una ramita de perejil.
—¿Quién es? —pregunto.
—Es Dios —contesta Vat’s’ug
—¡Y yo que le rezaba todas las nochecitas junto a mi camita! —exclamo, con profunda desazón.
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