TODAVÍA
Liliana Savoia
Monteroso persigue al dinosaurio en completo estado de sonambulismo. Primera explosión. Aullidos de terror. Polvo y más polvo Segunda explosión… quinta... Ceniza y cenizas... Luego el silencio. Silencio cada vez más intenso. Olor a muerte. Mas silencio, ancestrales silencios, pisadas petrificadas en lava volcánica; los que sobreviven avanzan hacia el norte; sólo unos pequeños pasos se detienen avanzando hacia el oeste. Desde el oeste lo hacen hacia el norte. Unos pasos se dispersan y se dirigen al este. En el centro el principio de nuevas impresiones. En el norte, la muerte.
Cuando despertó, Bush, todavía estaba allí.
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