LA BATACLANA
Mario Torres Dujisin
Se puso la minifalda de cuero, sin bragas, y las medias negras, ostentando el portaligas que sostenía sus muslos, como si el infinito se remitiera al espacio entre los tacos altos y su sexo. Se pintó los labios y los ojos de una manera exagerada, tan desvergonzada como lo había hecho una vez, imitando a Marilyn Monroe, cautivando las pasiones de mujer y niña en un solo hombre que le dio sentido a la humedad de su cuerpo. Raúl, llamó desde la habitación, mientras encendía un cigarrillo.
—¡Señora Julia!, otra vez disfrazada de bataclana y fumando a los 90 años! —protestó la trasnochada enfermera.
—¡Señora Julia!, otra vez disfrazada de bataclana y fumando a los 90 años! —protestó la trasnochada enfermera.
1 comentario:
Adorable, me encantó!
Publicar un comentario