PERRA
Lucía Coria
El tipo semidesnudo, parado en medio de la cocina y con el paquete en la mano era repulsivo.
Y ella, la muy perra, en cuatro patas a sus pies, lamiéndoselos. Podía sentir el ruido de su lengua sobre el líquido blancuzco. Podía ver sus caderas moviéndose con placer.
Vi en sus ojos una invitación. Pero yo los ignoré por completo. A él por la torpeza de romper el sachet de leche y a ella por ser una cachorra abandonada.
Me fui por la ventana. Yo soy un gato con clase.
Y ella, la muy perra, en cuatro patas a sus pies, lamiéndoselos. Podía sentir el ruido de su lengua sobre el líquido blancuzco. Podía ver sus caderas moviéndose con placer.
Vi en sus ojos una invitación. Pero yo los ignoré por completo. A él por la torpeza de romper el sachet de leche y a ella por ser una cachorra abandonada.
Me fui por la ventana. Yo soy un gato con clase.
5 comentarios:
Lucía, me gustó mucho. Es muy bueno.
Muy bueno! Ese doble sentido estuvo genial.
Muy bueno. Las cosas que uno va pensando a medida que lee!
¿Por qué será uno de mente tan retorcida? Buenísimo, Lucía.
Genial, muy buen cuento.
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