para Ana María Shua
La bella y sagaz bruja envenenó la manzana en su caldero y, disfrazada de anciana, engañó a su víctima para que mordiera la fruta deletérea. Inmediatamente voló al castillo sobre su escoba y frente al espejo preguntó exaltada.
—¡Espejo mágico, dime, ¿quién es el ser más inteligente de este mundo?!
—Isaac Newton —respondió reverberante ante el desconcierto de ella.
Newton no había muerto, el veneno sólo lo había enfermado de gravedad.
(Del libro No es nada vivir, BUAP 2005)
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