—¿Se da cuenta Bohemundo?
—¿Si me doy cuenta de qué?
—Algunas cosas pueden ser y otras no.
—¡Chocolate por la noticia! Pero ¿de qué cosas habla?
—De cosas como esta.
—¿Esta? ¿Esta microficción?
—Exacto. Es imposible porque yo no la he pensado. Y heme aquí hablando con usted, el personaje. ¿Se da cuenta?
—¿No será que la está escribiendo ahora, justo en este momento?
—Imposible. Ayer morí y hoy me enterraron.
Bohemundo contempló a Santos con expresión aterrada. —Entonces sí que estamos fritos —dijo.
2 comentarios:
He aquí cómo la literatura se cuestiona la misma existencia a través de los espejos crepusculares. No sé si he salido de la microficción o todavía estoy dentro. ¿Dónde hay agua, maestros, por si me quedo mucho tiempo?
y sí...quizás todos seamos personajes de un escritor que ya murió...
Bien, muchachos, bien...
Publicar un comentario