viernes, 25 de febrero de 2011

La búsqueda - Javier López


Me llamo Otto Braccio, y mi historia no es la de un hombre corriente.
He vivido entregado a los demás, siempre allá donde alguien necesitara el consuelo de otro ser humano. No evité hambrunas, guerras y calamidades, si con eso lograba paliar el sufrimiento ajeno y tender una mano a la esperanza.
También he vivido como un hombre normal. He sido tabernero, recaudador, agricultor, empresario, ingeniero, taxista, oficinista, y tantas otras profesiones que resultaría demasiado prolijo enumerarlas todas.
Y también, lo confieso, he sido un hombre malo: usurero, ladrón, mercenario y pecador.
Quizá ahora ustedes me juzgarán sólo por esto último. Ya no valdrán mis méritos.
Y estará bien, no les reprocho. Pero compréndanme: soy inmortal. Y pocos pueden, como yo, llegar al fondo del conocimiento de la naturaleza humana. Sólo he tratado de hacer eso, y voy a seguir haciéndolo. Lo aceptaré, si acabo ardiendo en el infierno.

2 comentarios:

Alhami dijo...

.


...me gusto mucho la historia de tono radical de este personaje. ob es un ser audaz. es la definición que haría de mi mismo, calza a la perfección...

Saludos

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Sin invalidar la microficción, me gustaría ver a Otto en una ficción más extensa. La condición de inmortal (Borges, Barjavel, Huxley, y un largo etcétera lo demuestran) ha desvelado a más de un escritor. ¿Lo intentarás?