Cierro los ojos e imagino que tengo en mis manos fajos de billetes de todos los colores. Se me caen, incluso, de ellas. Me pongo nervioso. Y decido ir a buscar un banco donde mi dinero esté seguro. Sólo entonces, consigo relajarme. Pero mi mente empieza a pensar en qué invertir. ¿Pedir un préstamo para una vivienda? ¿Comprar un coche? ¿Realizar un viaje?
Abro los ojos y veo mis manos vacías. Me rodea el mismo desierto de hace un rato y el sol nubla el horizonte. Mis labios secos tan sólo piden ahora un poco de agua.
Tomado de No Comments
1 comentario:
¿Un banco es un lugar seguro?
Aparte de dudarlo mucho, me gustó el cuento.
Saludos!
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