BIENVENIDA
Olga A. de Linares
-Dentre, aparcero ¿Un mate? Salen medio salaos... Tanto lo yoró la paisanada, que toda el agua ha quedaú así. ¿Anda medio perdido, no?
-Sí, no sé, yo estaba en Rosario... y de pronto... aparezco acá. ¿Lo conozco, no?
-Inodoro Pereyra, pa’ servirle. Corráse, Mendieta, pa que se siente don Roberto. Es nuestro tata, y se va a quedar con nosotros, ¿sabe? Para siempre. Cuando la gente se dé cuenta, les va a volver la alegría... el olfato me dice que les hace falta...
-¡Y a semejante nariz... habrá que creerle! ¡Qué lo parió!
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