ÚLTIMA MANO
Walter Bohmer
Miraba incrédulo, transpiraba y sentía sus músculos temblar. “Que no se note”, se obligó. Aunque ya hacía unos minutos que las tenía frente a él, todavía no lo creía.
Levantó la vista y recorrió sus rostros con terror, viendo que los tres lo miraban con impaciencia; hasta creyó que uno de ellos tenía una pistola bajo el abrigo.
—Es hora, señor Poe, ¿o desea que muramos de viejos?—dijo irritada Egaeus.
—No —dijo Edgar, y bajó las manos.
—¡No te puedo creer! —espetó Dupín golpeando la mesa—. El hijo de puta tiene poker de ases.
2 comentarios:
¿Estaba nervioso porque el poker lo consiguió con una carta robada?
Una buena observación, pero me había imaginado otra cosa. 1º estaba nervioso porque nunca creyó poder jugar al poker con sus propios personajes. 2º nunca le había tocado uno.
Aunque a decir verdad, casi te robo la idea...
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