EL PLACER DE LA BATALLA
Juan Pablo Noroña
Los niños se machacan entre sí con espadas, mazas, hachas, toda la panoplia. Hay sesos por el suelo, muñones, tripas al aire, sangre a borbotones. En el frenesí de la batalla olvidan bandos y se vuelve un “todos contra todos”. Sin embargo no hay vencedor, pues la madre del anfitrión llega con la merienda y todos corren o se arrastran hacia ella. La madre levanta la bandeja de pasteles y advierte que nadie comerá hasta que no hayan recogido todos sus pedazos y regenerado todas sus heridas.
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