ILUMINACIÓN MORTAL
Olga A. de Linares
Entró en la cueva, seguro de haberla visto deslizarse en ella.
Había perdido la cuenta de las veces en que creyó haberla atrapado.
Un engaño, por supuesto. El oro de su hallazgo pronto revelaba su alma de arena y, proverbial, se le escurría entre los dedos.
Ahora, casi al final de su vida, no podía equivocarse.
La sombra difusamente entrevista debía ser lo que buscaba. Él tenía que ver el rostro enceguecedor antes del final.
Un indeciso resplandor iluminaba la caverna.
Y ella estaba allí.
Para verla al fin en toda su gloria, la enfrentó.
Y entonces lo descubrió: la Verdad era una Gorgona de múltiples cabezas.
Y su mirada, decididamente fatal.
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