El hechicero acaba de morir. Los jóvenes varones de la tribu reclaman para sí la vacante. Según milenaria tradición, el elegido será aquel que devuelva al viejo y carcomido rostro del difunto la juventud perdida.
Tras cada intento fallido, uno a uno los aspirantes son sacrificados. Ungido con la sangre derramada en la hecatombe, un nuevo y apuesto hechicero resucita.
3 comentarios:
El photoshop de la sangre...
Que manera de perpetuarse, por supuesto es anterior a Dracula. un abrazo y excelente Rub
Titán: los vencedores siempre tienden a justificar sus actos. Un saludo.
Sendero: pues desconocemos si en el principio de los principios los antecesores del conde más famoso ya andaban por ahí, haciendo de las suyas. Saludos.
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