El abogado arreglaba la grifería, había goteado durante siglos, la grifería. Un aguacero sobre el tren por el que íbamos rodeados de expedientes. Estabas en algún lado, pero eras otra, y él no había notado tu presencia.
—El sueño expande el tiempo —renegó con la furia de una cascada.
—Si sos vago el último instante de tu vida se expansiona en un sueño, no vas, por lo citado, al Cielo. Resolución.
Sonreí porque lo descifré, pero él miró por el ojo de buey del camarote. Mar, blanco y negro, viejo.
—El agua es tiempo, se me agúa la sopor —vapor.
Sabía que el sueño culminaba y sazoné la angustia con sudor. Creo que abrí los ojos entonces. Era de noche y te habías ido, o no viniste. La grifería goteaba, y nada volvió a tener sentido.
5 comentarios:
Qué maravilla de cuento húmedo.
Felicidades, Claudio.
F A B U L O S O
Enhorabuena por este micro y esta publicación amigo!!!
surrealista...muy buen texto...
Gracias por sus palabras, no lo digo de compromiso, mensajes como éstos le dan confianza a uno.
Patri, sos grosa, sabelo!
Bonito, me encanta leerte.
Abrazos.
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