Ella, después de mucho renegar, desenchufó la heladera y con un cuchillo removió una capa de hielo que convertía al congelador en una réplica en miniatura de la Antártida, donde, además, tres milanesascongeladas emulaban las instalaciones de la base Marambio.
Él se agachó debajo de la cocina para arreglar la pileta. No sabía nada de plomería, pero era voluntarioso. Y menos sabía de matrimonio, pero al ver a su mujer removiendo el hielo, tuvo un impulso que no pudo reprimir.
Ella dejó de golpear y lo miró. No lo insultó porque sabía que hablaba en serio. En cambio, lloró. Y no de emoción. ¿Cómo se le ocurría proponérselo tirado en el piso de la cocina, con las manos engrasadas, sin remera y tratando de arreglar la pileta?, se quejó ella. ¿Y por qué no? Preguntó él. Sos un animal, gritó ella. Y entonces él se ofendió.
1 comentario:
es un nergúmeno.../que es como llamamos en Atlantida a los energúmenos/...muy bueno...
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