lunes, 5 de enero de 2009

El destinado - Juan Ramón Jiménez


EL DESTINADO
Juan Ramón Jiménez

Está en su cuarto vistiéndose, con los minutos contados, para un entierro. Entre pantalón y zapatos, corbata y chaleco, le tientan y le sientan pensamientos jenerales, con una exijencia mayor que la otra prisa. Pero ha visto en una puerta un clavo a medio salir, derecho, brillante, justo, perfecto; atractivo de clavar, innecesario de clavar. Y tiene a mano la percha de su americana, martillo de madera tan apropósito para clavar el clavo tentador. Deja el entierro, demora los pensamientos jenerales, coje la percha y se pone a clavar con esmero lento el clavo.

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