ESPERA
Ricardo Juan Benítez
La lluvia golpeteaba en la ventana mientras la angustia subía por mi garganta. No existe forma elegante de decir adiós.
Recordaba con nostalgia aquellos momentos vividos. ¿La quiero dejar? Quizá aquella última pelea bajo la lluvia. ¿Por algo más? ¿Por orgullo?
Todo y nada. Simplemente ya tenía que acabar.
—¿Mucha espera? —su voz suave.
Miré su rostro rubicundo. Su cuello y sus hombros. Tan luego serían recuerdo.
—Su café, señorita.
Me observó sin sospechar nada.
—Amor ¿qué tenías que decirme?
Solero sin mangas. Cabello suelto. Sus piernas cruzadas. Inventario del alma. Imágenes que desenvolvería alguna tarde gris de agosto.
—Parece que no te interesa hablar —dijo en un delicioso mohín.
—No, cielito —le dije—. ¿Estás libre esta tarde?
—Claro, como siempre para ti.
—¡Mozo! La cuenta.
Tal vez otro día.
Recordaba con nostalgia aquellos momentos vividos. ¿La quiero dejar? Quizá aquella última pelea bajo la lluvia. ¿Por algo más? ¿Por orgullo?
Todo y nada. Simplemente ya tenía que acabar.
—¿Mucha espera? —su voz suave.
Miré su rostro rubicundo. Su cuello y sus hombros. Tan luego serían recuerdo.
—Su café, señorita.
Me observó sin sospechar nada.
—Amor ¿qué tenías que decirme?
Solero sin mangas. Cabello suelto. Sus piernas cruzadas. Inventario del alma. Imágenes que desenvolvería alguna tarde gris de agosto.
—Parece que no te interesa hablar —dijo en un delicioso mohín.
—No, cielito —le dije—. ¿Estás libre esta tarde?
—Claro, como siempre para ti.
—¡Mozo! La cuenta.
Tal vez otro día.
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