Como una fiera salvaje me anda buscando. Soy más rápida porque mi cuerpo es pequeño y elástico. Pero el cansancio ya nos acomete a los dos. En cualquier momento, va a atraparme y será mi final.
De repente, algo me arrastra hacia la superficie. Unas manos callosas me sacan de mi guarida y tiran el despojo de mi cuerpo al canasto de las carnadas.
He salvado mi vida. Otra será la que atraiga a los peces.
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