—¡Mira lo qué encontré!
—¿Qué es? —preguntó su compañero intrigado.
Y entonces lo vio, era un pedazo de metal circular donde venían grabados símbolos extraños y la efigie de una criatura fantástica.
—¡Es hermosa! —exclamó—. ¡Qué forma tan rara tiene! Su piel está cubierta de algo parecido a las hojas de los arbustos, y se está devorando un brazo.
—Del otro lado hay un símbolo que parece una columna y otros que no entiendo. Quién lo haya hecho debe tener mucha imaginación.
—Vamos a enseñárselo a los demás. Y los dos comenzaron a arrastrar sus voluminosos y gelatinosos cuerpos con sus seis tentáculos, mientras sostenían aquel círculo metálico con aquellos símbolos impronunciables e indescifrables: ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
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